jueves, 29 de octubre de 2009

MALA PRACTICA ODONTOLOGICA

Recomendaciones para mejorar
la práctica odontológica

1. Fomentar las estrategias preventivas de manera intensiva
para evitar la aparición prematura de enfermedades
estomatológicas.
• Reforzar las prácticas de auto cuidado que favorezcan la
salud bucal.
• Intensificar en el ejercicio profesional una educación
encaminada a la terapéutica dental preventiva.
• Promover la visita al consultorio dental de manera periódica
para coadyuvar a los procedimientos preventivos
conservadores de integridad estomatológica, así
como el óptimo mantenimiento de los tratamientos
Rehabilitatorios bucales preexistentes.
• Incrementar las actividades de promoción de la salud
bucal especialmente en grupos de riesgo.
2. Practicar todo acto estomatológico diagnóstico resolutivo
y rehabilitatorio en un marco legal que asegure el
Cumplimiento jurídico de su proceder.
Atender a los contenidos de las siguientes disposiciones:


Ley General de Salud

Área consultorio

Deberá contar con instalaciones sanitarias adecuadas, buen
estado de aseo, conservación y espacio suficiente para la
atención odontológica.
Botiquín urgencias
El consultorio deberá contar con botiquín de urgencias.
Curso básico de RCP
Los cirujanos dentistas y personal auxiliar del
consultorio dental sin excepción deben contar con curso
Básico de RCP.
Receta médica
Debe contener: Nombre del médico, nombre
de institución que la expide, título y cédula profesional,
domicilio y nombre del establecimiento y fecha
de expedición.
historia
Clínica, así como un consentimiento válidamente
Informado.
• El expediente es el instrumento documental que garantiza
recíprocamente la relación del profesional de
la salud bucal y el paciente, desde el punto de vista
jurídico y clínico.
• Sistematizar toda acción estomatológica y optimizar
su proceder.
• Conservar el expediente clínico un mínimo de 5 años.
• Aceptación recíproca (profesional de la salud
bucal-paciente) de la información acerca de los riesgos
y beneficios previstos, así como probables complicaciones
ante el proceder diagnóstico, terapéutico y rehabilitatorio.
• Elaborar el expediente de acuerdo a la normatividad
existente y lo sugerido por los grupos de consenso.
5. Determinar un diagnóstico oportuno, así como un
pronóstico y plan de tratamiento acordes con las bases
éticas y científicas.
• Considerar al paciente como un ente integral.
• Evitar simular o demorar tratamientos.
• Solamente actuar cuando se tiene capacidad profesional.
• Recurrir a una actualización continua.
• Salvaguardar siempre la integridad física del paciente.
• Fomentar una atención especializada y multidisciplinaria
cuando el caso lo requiera.
• El profesional de la salud bucal tiene el deber de brindarse
al servicio de su actuar con compasión, respeto
y honestidad a la dignidad de sus colegas, de sus pacientes
y sus familiares.


Bibliografía

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Assoc 1995.
2. Selected dental Findings in adults by Age, Race and Sex.
Wash. D.C. Press, 1985.
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Community Dent Oral Epidemiol 1998; 4: 854-855.
4. Russell AL. Dental Disease in Latin America. Am Com Dent
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5. Day CDM, Sewich HJ. Dental caries in Northern India. Br
Dent J 1994. Vol XIX: 1518-1519.
6. Malherbe M, Ockerse T. Dental Caries in North Africa. Afr
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7. Price WA. Eskimo and Indian Field Studies in Alaska and
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8. Curd MLB, Mongardini C et al. The Effect oh Full Mouth
Disinfection of different intra-oral Niches. Clinical and microbial
observations. J Clin Periodontol 1998.


Minimizando el riesgo de la mala práctica Odontológica

Aquí discutiremos diez bases clínicas de acercamiento conductual para minimizar el riesgo de la mala práctica. Las sugerencias son hechas en ambas vías: positiva y negativa. Las recomendaciones incluyen la necesidad de desarrollar efectivas habilidades de escuchar; aprender a comunicarse con los pacientes verbalmente y por escrito; mantener reales las expectativas del paciente; ser detallista cuando se examina y diagnostica y conocer las limitaciones de cada uno. También se incluye la necesidad de informar a los pacientes acerca de situaciones adversas; mantener archivos escritos de lo que se dijo y se hizo; discutir alternativas, riesgos, complicaciones y honorarios por adelantado; desarrollar una relación con los pacientes basada en un mutuo respeto y confianza. Ejemplo de casos son presentados por cada sugerencia. Evitando el mayor de los Temores-Mala práctica. Ninguno de nosotros tiene inmunidad de ser expuesto a un reclamo profesional. Vivimos en una sociedad altamente demandante que con los años han visto el servicio odontológico como una “mercancía de detalle” más que como un servicio profesional.
1. Escuche a su paciente.
Nunca crea que sabe lo que su paciente quiere o necesita.
Sorprendentemente pocas personas son buenas escuchando. Se ha estimado que el 75% de la comunicación oral es ignorada, malentendida o se olvida fácilmente. Hay varios conceptos erróneos acerca de escuchar, uno es que escuchar y oír son la misma cosa, Y no es así! Oír es un proceso en donde las ondas del sonido golpean el tímpano y causa una vibración que es transmitida al cerebro. Escuchar ocurre cuando el cerebro interpreta estos impulsos electroquímicos y les da significado.
2. De instrucciones pos-operativas verbalmente y por escrito.
Nunca asuma que su paciente entendió lo que puede pasar durante el tratamiento.
Si el dolor post-operativo o sensibilidad es una posibilidad remota, avise al paciente de antemano. El paciente tiende a llegar a conclusiones cuando ellos experimentan eventos inesperados y asumen que algo anda mal, la mayoría de los paciente quiere más información de lo que ellos preguntarán, de esta forma entre más información dé, el paciente seguirá mejor sus instrucciones y experimentarán un mejor resultado.
3. Este seguro que las expectativas de su paciente sean reales.
Nunca haga promesas que no pueda cumplir.
Durante la cita inicial del paciente se enfocan tres objetivos: (1) desarrollar una relación con el paciente, (2) obtener información, y (3) evaluar el comportamiento del paciente. Aclare tempranamente las expectativas del paciente y los conceptos erróneos respecto al tratamiento
4. Sea minucioso cuando examine y diagnostique.
Nunca comprometa los parámetros de salud por los intereses económicos.
Si usted cree que un determinado tipo de tratamiento que el paciente desea conlleva a la negligencia, rechace a continuar el tratamiento, simplemente diga no. Si usted va a trabajar sin radiografías , usted esta vendado. Recuerde, si usted quiere evitar un reclamo, sea minucioso al examinar y diagnosticar!
5. Conozca sus limitaciones.
Nunca realice tratamientos fuera de su zona de conocimiento.
No existe sustituto para la experiencia.
6. Informe a su paciente cuando las situaciones o resultados son adversos.
Nunca intente esconder lo que ha pasado.
Las cosas pasan, algunas veces suceden cosas malas; algunas veces las cosas malas le pasan a gente buena. De acuerdo a los cánones de la ley nosotros como proveedores de la salud no somos garantes del éxito, aún bajo las mejores circunstancias las situaciones adversas pueden ocurrir y ocurren.
7. Tenga un archivo escrito de lo que ha hecho o dicho.
Nunca asuma que recordará lo que hizo y nunca altere un archivo del paciente.
Nunca entregue los expedientes originales, radiografías o modelos a menos que se lo pida una orden del juzgado; nunca destruya un archivo en respuesta a una investigación o petición, ya que los archivos son más útiles que no tener archivos. Si se acuerda de algunos detalles específicos de un incidente o procedimiento, haga una nota en una hoja de papel por separado y escriba “confidencial: privilegio cliente- abogado”, y manténgala separada del archivo del paciente.
8. Discuta los honorarios y haga los arreglos financieros con anterioridad.
Nunca demande al paciente sin considerar primero las repercusiones.
En ocasiones un plan de tratamiento extenso es terminado antes que se le advierta al paciente del costo, aparte del aparente “choque” el precio puede estar fuera de las intenciones del paciente o sea diferente a lo que él o ella tenía en mente; es extremadamente importante discutir los honorarios antes que el tratamiento se inicie.
9. Discuta alternativas, riesgos y complicaciones.
Nunca proceda sin el consentimiento informado del paciente.
procedimientos en donde el riesgo y complicaciones son una posibilidad real y es cuando su paciente debe ser informado, por ejemplo: una explicación antes de extraer un diente ya que puede involucrar riesgos potenciales como la fractura del diente, daño en el diente adyacente, daño a las estructuras de soporte y complicaciones como infección, sangrado prolongado, inflamación, contusión, parálisis, dolor, etc., discutir opciones de tratamiento con el paciente es muy importante.
10. Desarrolle y mantenga una relación con el paciente basada en un mutuo respeto y confianza.
“Nunca trate a un extraño”.
Es muy fácil etiquetar a los pacientes según los procedimientos, números o ubicación, cada uno de nosotros hemos estado en esa posición y es muy impersonal, no hay sonido más dulce en cualquier idioma que oír nuestro propio nombre.

LA ÉTICA: UN PROBLEMA PARA EL ODONTÓLOGO




Resumen: El presente trabajo pretende crear conciencia entre los profesionales de la salud y las instituciones formadoras de odontólogos, acerca del riesgo de pérdida de credibilidad ante la sociedad de nuestro ejercicio profesional, así como informar de las principales causas de inconformidad de los pacientes derivadas de la ausencia de aplicación de preceptos éticos


Introducción
La falta de aplicación de preceptos éticos en el ejercicio de la odontología, así como su ausencia en los currículos de las instituciones formadoras de profesionales de la salud bucal, ha generado mala práctica o deterioro de la imagen del odontólogo ante la sociedad.
La odontología es una disciplina relativamente joven que nació como parte de la medicina, de la cual no se ha podido separar de forma adulta para conseguir un lugar como una ciencia autónoma y respetable. Talvez, sigue arrastrando sus orígenes como una actividad técnico-artística que, en sus inicios, era practicada de forma elemental, principalmente por barberos y algunos médicos. Probablemente ha sido esta historia la que, hasta la fecha, le ha impedido crear la imagen y el estatus que le corresponde como parte de las ciencias médicas.
Responsabilidad ética del odontólogo
Tradicionalmente, la odontología ha estado más relacionada con aspectos técnicos del ejercicio de la profesión que con rasgos científico-éticos fundados en la vocación de quien la practica. No se ha considerado tan relevante la enseñanza de este tipo de valores dentro de una disciplina que ha sido identificada más con rasgos mercantiles y artesanales que morales. Tampoco se ha incorporado como parte fundamental en la formación de los recursos humanos que la eligen como medio de subsistencia económica, dejando de lado la responsabilidad que implica el trabajar directamente sobre "naturaleza viva".
Por otro lado, es el mismo profesional de la salud bucal quien desconoce su ámbito ético-legal de responsabilidad, así como la manera en la que se encuentra inmerso en éste. Su compromiso no solamente es con la sociedad, sino que, en primera instancia, con él mismo como ser humano. Como tal, debe apegar su conducta no sólo a su inteligencia y voluntad, sino a los valores fundamentales inculcados en la familia y fomentados durante su formación escolar.
La falta de tratamiento específico del tema se debe a que, históricamente, se han ignorado las implicaciones que representa trabajar directamente sobre el paciente y la aplicación, también directa sobre él, de los instrumentos y la tecnología necesarios para el desarrollo de cualquier tratamiento estomatológico; siendo que, como principio constitucional, el cuidado de la salud es uno de los temas sociales prioritarios y se inscribe en el marco más amplio de la protección a la persona, por ser uno de sus derechos fundamentales(1).
Durante su ejercicio profesional, los cirujano dentistas deben afrontar situaciones con un gran contenido ético. En la mayoría de los casos los procedimientos involucran diagnósticos complejos y habilidades técnicas. La manera de aplicar estos criterios se basa tanto en el juicio del especialista como del paciente.
Cada recomendación lleva una gran dosis de ética y esto podrá cubrir o no las expectativas del paciente. En algunas ocasiones, las sugerencias generan inconformidad en los pacientes; en otras, sus pretensiones le parecen excesivas al odontólogo. La imagen que proyecte el dentista dependerá del modo como aborde estas situaciones, lo que influirá también en el resultado final del procedimiento.
En estas circunstancias, la ética sería de gran ayuda para tomar decisiones correctas. Desafortunadamente, mientras los avances tecnológicos y los cambios en las perspectivas sociales han incrementado los retos éticos inherentes a la odontología en los últimos veinte años, la respuesta por parte de las escuelas ha sido relativamente reciente(2).
Lo anterior no significa que los odontólogos que ejercemos desde hace varios años estemos ajenos a los aspectos éticos de nuestra profesión. Empero, se deben adoptar medidas antes de que la práctica de la odontología pierda credibilidad por sospechas de una práctica deshumanizada y falta de reconocimiento profesional, entre otros muchos juicios negativos de los que sería objeto.
Un ejemplo de esta riesgosa situación se evidencia en la encuesta de opinión Gallup sobre ética y honestidad de las profesiones en Estados Unidos. Los dentistas deberían estar atentos a esta encuesta, ya que nuestra profesión se encuentra habitualmente entre los diez primeros puestos(3). Pese a que corresponde a un contexto ajeno al de los países latinoamericanos, debemos aceptar que las corrientes educativas, de mercadotecnia, de materiales e instrumental, de procedimientos, por mencionar sólo algunas de las muchas aportaciones, provienen de Estados Unidos de Norteamérica, lo que nos hace sensibles y vulnerables, al mismo tiempo, sobre las posibilidades de tener un desempeño muy similar al del citado país.
En 2000 los vendedores de coches fueron calificados como éticos por sólo un 7% de los encuestados; los vendedores de seguros y los profesionales del marketing alcanzaron el 10%; los periodistas un 16%, mientras que los líderes sindicales, los vendedores de inmuebles y los jueces empataban con un 17%. Una vez más, los dentistas se encontraban en la lista entre los diez primeros:
10. Agentes policiales, 55% 9. Ingenieros, 56% 8. Dentistas, 58% 7. Profesores universitarios, 59% 6. Religiosos, 60% 5. Profesores de secundaria, 62% 4. Médicos, 63% 3. Veterinarios, 66% 2. Farmacéuticos, 67% 1. Enfermeros, 79% (3)
A la falta de reconocimiento de nuestra profesión dentro de la medicina, tendríamos que agregar que, en muchos países, pareciera que carecemos de una identidad universalmente aceptada. Ya no sólo en diferentes países o regiones se designa al profesional de la salud bucal de diferente manera, sino que dentro de uno solo existen diferentes denominaciones: basta con mencionar que en México tenemos registradas siete denominaciones diferentes.
Reforzando esta falta de identidad, la imagen que muchos tienen del dentista es la de aquel que sólo se dedica a "sacar y a tapar muelas", restándole así todo el carácter científico a su formación.
¿Cómo nos gustaría que nos vieran nuestros pacientes? ¿Cómo nos gustaría llevar a cabo nuestro trabajo diario? ¿Qué clase de relación nos gustaría tener con nuestros colegas, con otros profesionales de la salud o con las mismas autoridades sanitarias? ¿Cómo se podría mejorar la atención odontológica en el ámbito institucional?
Sería interminable la lista de aspectos que podrían ser sometidos a un profundo análisis y que, imperiosamente, deben ser modificados. Pero, para ello, se requiere voluntad y decisión, y un trabajo en conjunto donde participen activamente asociaciones, colegios, instituciones educativas y autoridades. En tanto no se unifiquen criterios y continúen prevaleciendo intereses personales y de grupo, la odontología seguirá perdiendo reconocimiento ante la sociedad, con el riesgo de que, en un futuro no muy lejano, se nos califique como charlatanes.
Conclusiones
La odontología ha sido identificada tradicionalmente más con aspectos técnicos que con aspectos científicos.
Los odontólogos desconocemos la responsabilidad que se genera al no aplicar conceptos éticos y legales en nuestro ejercicio profesional.
Diariamente, el cirujano-dentista debe enfrentar situaciones que requieren la aplicación de conceptos éticos.
Se precisa enfatizar más en todas las instancias involucradas con la odontología, tanto formadoras de recursos como de atención pública y privada, sobre la aplicación de conceptos éticos.
Se ha detectado una disminución en la calidad de los servicios odontológicos y la pérdida de confianza por parte de los usuarios de este servicio.
Gran parte de los problemas identificados en el ámbito de la relación clínica entre cirujano dentista y paciente se deriva de la falta de información y fallas en la comunicación.
El acto odontológico se rige por los mismos principios científicos, éticos y legales que el acto médico, predominando el aspecto ético.

Referencias
1. Weingarten C. Responsabilidad por prestaciones odontológicas. Buenos Aires: Astrea; 1997. [ Links ]2. Rule JT, Veatch RM. Ethical questions in Dentistry. Illinois: Quintessence Publishing Co. Inc; 1993. [ Links ]3. Carlson DK. Nurses remain at top of honesty and ethics poll (poll analyses). Gallup Organization Web site. Available at: http://www.gallup.com/poll/releases/pr001127.asp [ Links ]4. Christensen GJ. Elective vs. mandatory care. JADA 2000; 131: 1496-1498. [ Links ]5. Recomendaciones para mejorar la práctica de la Odontología. CONAMED 2003; 8(1).

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